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jueves, 15 de octubre de 2015

Buscando entre mis recuerdos

Esta que tengo es una enfermedad muy puñetera.
Desde pequeña sabía que pasaba algo, pero nunca me explicaron realmente que tenía papá.
Cuando yo tenía solo 10 años mi padre falleció, por lo tanto son pocos los recuerdos nítidos que tengo de él en relación a la enfermedad.
Recuerdo su cojera al caminar, que no podía andar por un tiempo prolongado y que necesitaba pararse y estar apoyado continuamente.
Recuerdo que estaba ingresado en el hospital bastante tiempo y que se revolucionaban varias casas cuando él salía por la puerta, la de mis abuelas y la de mis tías.
Él no fue el único hemofílico en la familia, tuve un primo, pero cuando falleció era muy pequeñín.
De él recuerdo que era el ojito derecho de mi padre, imagino que era por el vínculo de sangre y nunca mejor dicho y por esa unión en lo malo que era ser hemofílico.
Falleció muy poco tiempo antes que mi padre.
Recuerdo palabras sueltas: Factor, hematólogos, el doctor tal y la doctora cual (¿Vinuesa?)..podría preguntar los nombre exactos, pero ya no serían mis propios recuerdos.
Recuerdo a mi madre pinchando la medicina a mi padre y a este sangrando por la nariz a caños solo por querer sonársela.
Recuerdo aquellos masajes de rodilla que sorteaba entre los 3 hijos mayores y al que le tocaba lo celebraba como el mayor de los premios... recuerdo aquel olor a réflex y a trombocid.
Cuando estaba medio bien, jugábamos a las peleas en la cama grande jajajjaj en realidad él empezaba la pelea pero se quitaba del medio rápido para no salir lastimado.
También sus trucos de magia...ohhh ese truco de la moneda en la frente que había que darse uno mismo de collejas para que cayera, nunca caía!
O esas guerras de pulgares...
Mi padre fue un hombre muy alegre, vivo, y con ganas de decir aquí estoy yo.
Padre antes que todo y marido antes que nadie.
Aun estando enfermo intentó sacarnos adelante, recuerdo algunos de sus puestos de trabajo... la venta Itálica, la Cepa, en el cine de verano de mi pueblo, utillero del Camas C.F....
No se puede negar que mi padre amaba todo lo que hacía, era rociero, taurino, de Curro Romero, eso si, feriante, devoto de su Virgen de los Dolores en fin...era un hombre que sabía a ciencia cierta que su muerte podría darse en los próximos minutos y solo decidió vivir.
Recuerdo aquel último día con él, tiritaba como un perrito pequeño, hervía en fiebre y eso que era pleno mes de agosto en Sevilla, mi madre buscó ayuda pues tenía 4 niños pequeños que dejaba atrás solos, llamadas al taxi y coger bolso, le acompañé por el camino de cemento que  hicimos desde mi patio hasta la puerta de la calle, y ahí esperaba el taxista bajado del coche, era amigo de la familia y sabía a donde le llevaba y que él solo no podría entrar en el taxi, antes de salir de casa yo había cogido unas pesetillas que tenia ahorradas y se las di a mi madre para que pagase el viaje, mi madre lo rechazó y me dijo, dame 1 beso, se lo di y después se lo di a él, se cerró la puerta...y se fue.
Falleció al día siguiente.
AMO A MI PADRE

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