Páginas

viernes, 16 de octubre de 2015

Mi primer embarazo;las citas del médico.

Casi desde el tercer día mis recuerdos son entre médicos, vomitando y dormida como un tronco.
Fuimos a ver a los hematólogos, nunca nos habían hecho historia clínica ya que cuando mi padre falleció mi madre no volvió allí hasta aquel momento.
Recuerdo a una doctora muy mayor pero muy amable que hizo unos dibujitos en un papel, eran cruces y cuadrados que yo no entendía muy bien y hablaba de no se qué de los genes.
Nos dijo que yo era portadora obligatoria y que necesitaban un estudio genético de toda la familia.
También me dijo, porque ella me hablaba a mi en todo momento, que si quería interrumpir el embarazo podía en cuanto que quisiera ya que al tener una enfermedad genética me lo permitían y me lo hacían sin problema.
"Dijimos" que no, entonces la otra opción era esperar a que pudieran sacarme una muestra del liquido amniótico y determinar el sexo del embrión y si estaba enfermo, para eso había que esperar 5 meses.
Eso sí, si era varón hemofílico, me daban la opción de aborto terapéutico (parto inducido) Ya que ellos estaban ayudándome siempre y cuando evitase traer un hemofílico más al mundo.
Primer porrazo que me dieron.
No fue un embarazo fácil en ningún momento.
Iba y venía a la matrona, analíticas, estudio genético, perdida de pelo, curvas de azúcar, vómitos, hemorroides, perdidas extremas de peso, tristeza, sueño, no podía comer porque lo vomitaba, me entró un estreñimiento horroroso...lloraba, lloraba y lloraba...
Intentamos llevarlo lo mas normal que se podía hasta que llego el día en que tuve que ingresar en el hospital, día 2 de enero hasta el 15 mas o menos.
Pasé mi día de Reyes en un hospital, con 35 kg de peso y un embarazo de 3 meses, vomitando absolutamente todo lo que se atrevían a pasearme por la bandeja.
Fueron unos meses de tristeza profunda, mucho miedo sobre todo por mi y por mi bebé.
Era consciente de lo mal que traté a mi novio y a todo el mundo, lo que pasa es que yo era mi única prioridad, sobre mi pareja; eso merece un post para él solo.
Hubo días que mi madre se armaba de paciencia y me preparaba la comida que me apetecía y justo 5 minutos después la recogía del suelo por que no duraba en mi estomago nada mas que ese tiempo.
Otras veces llegaba a su límite, ella nunca tuvo mucha mano conmigo, ella era de Marte y yo de Plutón, ni ella tenía paciencia ni yo se lo puse nunca fácil.
Pase por tragos y trances muy amargos de los cuales no vale la pena ni recordar.
Aprendí a perder el pudor, a ir a un ginecólogo, matrona, etc etc y todos tenían la misma manía, reconocerme ahí abajo.
Llegados a este punto y cuando estuve ingresada, ya no me importó ni que mi novio me secara después de orinar, perdí absolutamente toda la vergüenza y gané en odio.
Fueron 5 meses muy amargos que no deseaba repetir, la incertidumbre mezclada con el miedo, la indignación que sufren los adolescentes multiplicada por mil dada mi situación, como me callaban, me mandaban y me llevaban a su antojo.
No me permitieron coger regalos de nadie, no les culpo, era para no hacerme daño si el crio no venía.  No me dejaron elegir nombre, aunque eso me lo salté a la torera, yo necesitaba hablarle a mi tripita como si fuera una persona que tenía a mi lado y que podía oírme.
El nombre era de niña... Andrea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario