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viernes, 16 de octubre de 2015

La vuelta a casa

Amanecía y volvimos a casa, tuve la sensación de dejarme atrás un trozo de mi alma, quizá en una caja, quizá en un contenedor de basura...Seguro que no donde yo deseaba que siguiera, y así de vacía llevo 14 años.
Admito que ahí empezó mi depresión.
No querer comer, hablar, ni salir ni ducharme si quiera.
Los míos estaban en todo lo que les fue posible, mi novio no dejó de venir ni un solo día, pacientemente esperó a que llegasen los días buenos mientras veía como me marchitaba poco a poco.
Se me cayó el pelo más de lo que una mujer quisiera, perdí el calcio y la masa muscular, las ganas, la alegría y el don de la palabra.
Tuve que aguantar visitas que no me apetecían, vecinos, amigos, familiares...no se, yo solo quería dormir y dormir y que pasaran los días rápido.
Un buen día esa persona que estuvo día a día aguantando gritos, llantos e insultos puso punto final a aquello, me amenazó con no volver nunca más si no levantaba cabeza. La verdad es que no le creí hasta que pasaron las horas y días y fue verdad, no volvió.
Ahí decidí buscar un rayo de luz y de esperanza y coger su mano... Conseguí ambas cosas ( Tardé 5 meses ), el rayo vino de un nombre muy corto para un bebé tan grande: Eva.
Eva era la hija de mi vecina, estuvimos embarazadas al mismo tiempo y en ella volqué todo el amor que se me quedó dentro, me convertí en su "Baba" y es la hija no parida que la vida me ha regalado.
La mano tambien la cogí, me aferré a esa mano casi 6 años más de felicidad al lado del padre de mi bebé, hoy en día es un amigo y una persona maravillosa que disfruta con su pequeño pero que se que no olvida al nuestro.
Empecé mis estudios profesionales medio obligada y decidí tirar hacia adelante.
Eso sí, los médicos que visité por aquel entonces fueron, un dermatólogo para la enorme caída de pelo que tuve, y planificación familiar, que me mandaron pastillas anticonceptivas de por vida.

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